Los estúpidos códigos QR en restaurantes

Antes era común ir a un restaurante, ojear el menú y pedir: así de simple. Ahora en muchos sitios ya ni tienen un menú físico; asumen que el cliente tiene un móvil «inteligente» y conexión a Internet. Si se cumple el caso, se espera que el cliente use la cámara de fotos y escanee el código QR, que le lleva a una página web que no respeta la privacidad, suele tardar tiempo en cargar y, en muchos casos, es poco intuitiva.

Es ineficiente, contamina más

Cargar una página web con imágenes en un servidor remoto, por cada cliente, es contaminante. Con un menú físico, no se gasta electricidad, la gente puede reutilizar el menú indefinidamente... Si no hay Internet o no tienes batería, ¿cómo consultas el menú con el QR?

Sin privacidad

Cuando visitamos una página web dejamos una huella digital. Si usamos los códigos QR para consultar el menú, hay empresas, gobiernos, etc., que pueden saber que a tal hora concreta hemos consultado el menú de un restaurante concreto.

Los clientes también pierden su privacidad cuando pagan con tarjeta en vez de usar dinero en efectivo, pero eso es otro tema.

Menú con QR, no gracias

Mejor sin QR

No tengo un móvil «inteligente» ni me gustan los restaurantes. Si como en un restaurante, pido el menú físico. Si no me lo dan, me lo tienen que decir, porque no tengo manera de ver el código QR. La mayoría de la comida de los restaurantes es insana, los trabajadores suelen estar explotados, se desperdicia mucha comida, hay pocas opciones veganas, etc. La industria de la hostelería tiene muchos problemas. El uso del código QR para los menús es solo un paso más en la dirección errónea, pero muy fácil de combatir negándose a usar un móvil «inteligente» para escanear un estúpido código QR.

GitHub Copilot y el blanqueo de código abierto

Este artículo es una traducción del artículo «GitHub Copilot and open source laundering» publicado por Drew Devault bajo la licencia CC BY-SA 2.0.

Aviso: soy el fundador de una empresa que compite con GitHub. También soy un desarrollador de y defensor desde hace mucho tiempo del software libre, con un amplio conocimiento de las licencias y la filosofía del software libre. No voy a nombrar a mi empresa en esta publicación para reducir el alcance de mi conflicto de interés.

Hemos visto una explosión del aprendizaje automático en la última década, junto a la explosión en la popularidad del software libre. Al mismo tiempo que el software libre ha dominado el software y ha encontrado su lugar en casi todos los nuevos productos de software, el aprendizaje automático ha aumentado dramáticamente en sofisticación, facilitando interacciones más naturales entre humanos y ordenadores. Sin embargo, pese a su auge paralelo en la computación, estos dos dominios permanecen filosóficamente distantes.

Aunque algunas empresas llamadas con nombres osados podrían sugerir lo contrario, el área del aprendizaje automático no ha disfrutado de casi ninguna de las libertades promovidas por el movimiento del software libre y de código abierto. Gran parte del código con relación con el aprendizaje natural está disponible públicamente, y hay muchos artículos de acceso abierto disponibles para que los lea cualquiera. Continúa leyendo GitHub Copilot y el blanqueo de código abierto

El Fediverso puede ser bastante tóxico

Mastodon, inspirado en GNU social, junto con Pleroma, son los componentes más populares de lo que hoy conocemos como «Fediverso». Todos ellos son, en esencia, clones federados libres de Twitter, interoperables entre sí mediante el protocolo ActivityPub.

En muchos aspectos, el Fediverso es una fuerza liberadora para el bien. Su diseño federado distribuye la gobernanza y los costes entre muchas entidades independientes, algo que considero una elección de diseño muy potente. Sus herramientas de moderación también hacen un buen trabajo para mantener a los neonazis fuera de publicaciones que ves y proporcionar un espacio cómodo para expresarte, especialmente si tu forma de expresión es denostada por la sociedad. Grandes grupos de miembros del Fediverso han encontrado en ella un hogar para expresarse que se les niega en otros lugares por su sexualidad, expresión de género, política u otras características. Además, está totalmente libre de propaganda comercial.

Pero sigue siendo un clon de Twitter, y muchos de los males sociales y psicológicos que conlleva están presentes en el Fediverso. Es una fuente de pensamientos aleatorios de otras personas, a menudo sin filtrar, que se te presentan sin juicio de valor —incluso cuando un juicio de valor puede ser sabio—. Funcionalidades como dar un impulso o dar a «me gusta» en las publicaciones, ir tras el número de seguidores y pequeños influentes, estas cosas refuerzan la dopamina como lo hace cualquier otra red social. El aumento del límite de caracteres no ayuda nada; la mayoría de las publicaciones son bastante cortas y nadie quiere leer un ensayo agresivamente envuelto en palabras en una columna estrecha.

El Fediverso es un entorno optimizado para las discusiones acaloradas. Las discusiones en este medio se llevan a cabo bajo estas restricciones, en público, con el público de los pocos seguidores de ambos lados entrando y saliendo para reforzar su posición y atacar a los oponentes. Los avances se miden en ganancias de territorio ideológico y en las subidas y bajadas de los participantes que salpican sus comentarios a lo largo de enormes hilos. No te limitas a argumentar tu posición, sino que la interpretas ante tu audiencia y la de tu oponente.

Las redes sociales no son buenas para ti. El Fediverso sacó lo peor de mí, y también puede sacar lo peor de ti. Los comportamientos que fomenta se definen claramente como acoso, un comportamiento que no es exclusivo de ninguna condición ideológica. La gente sale herida del Fediverso. Tenlo en cuenta. Considera la posibilidad de mirarte al espejo y preguntarte si tu relación con la plataforma es saludable para ti y para la gente que te rodea.

Este artículo es una traducción del artículo «The Fediverse can be pretty toxic» publicado por Drew Devault bajo la licencia CC BY-SA 2.0.

Manifiesto por la guerrilla del acceso abierto

La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren preservarlo solo para ellos. Todo el patrimonio cultural y científico del mundo, publicado durante siglos en libros y publicaciones, está siendo digitalizado y cerrado por un puñado de empresas privadas. ¿Quieres leer publicaciones que presentan los resultados científicos más conocidos? Tendrás que enviarle un montón de dinero a editoriales como Reed Elsevier.

Hay quienes luchan por cambiar esto. El movimiento por el acceso abierto ha luchado valientemente para asegurarse de que los científicos no cedan su derecho de autor, sino que en su lugar se aseguren de que su trabajo se publique en Internet, bajo términos que permitan su acceso a cualquiera. Pero incluso en los mejores escenarios, su trabajo solo servirá para cosas que se publiquen en el futuro. Todo lo que existe hasta este momento se habrá perdido.

Ese es un precio muy alto por el que pagar. ¿Obligar a los académicos a pagar dinero para leer el trabajo de sus colegas? ¿Escanear bibliotecas enteras y solo permitir leerlas a la gente en Google? ¿Proporcionar artículos científicos a quienes están en universidades selectas en el primer mundo y no a los niños del sur global? Es indignante e inaceptable.

«Estoy de acuerdo», dicen muchos, «¿pero qué podemos hacer? Las empresas tienen los derechos de autor, ganan enormes cantidades de dinero cobrando por el acceso, y es completamente legal —no hay nada que podamos hacer para detenerlas—». Pero sí hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: podemos contraatacar.

Vosotros con acceso a estos recursos —estudiantes, bibliotecarios, científicos—, os han dado un privilegio. Podéis alimentaros de este banquete del conocimiento mientras el resto del mundo no puede entrar. Pero no es necesario —de hecho, moralmente no podéis— que mantengáis este privilegio solo para vosotros. Tenéis el deber de compartirlo con el mundo. Y lo habéis hecho: intercambiando contraseñas con colegas, rellenando solicitudes de descarga para amigos.

Mientras tanto, quienes han sido bloqueados no están de brazos cruzados. Os habéis colado por agujeros sigilosamente y habéis trepando vallas, liberando la información encerrada por las editoriales y compartiéndola con vuestros amigos.

Pero todas estas acciones se llevan a cabo en la oscura y oculta clandestinidad. Las llaman robo o piratería, como si compartir la riqueza del conocimiento fuera el equivalente moral de saquear un barco y asesinar a su tripulación. Pero compartir no es inmoral —es un imperativo moral—. Solo quienes están cegados por la codicia se negarían a que un amigo hiciera una copia.

Las grandes empresas, por supuesto, están cegadas por la codicia. Las leyes bajo las que operan lo exigen —sus accionistas se rebelarían por menos que eso—. Y los políticos a los que han sobornado las respaldan, aprobando leyes que les dan el poder exclusivo de decidir quién puede hacer copias.

No hay justicia en el cumplimiento de leyes injustas. Es hora de salir a la luz y, siguiendo la noble tradición de la desobediencia civil, declarar nuestra oposición a este robo privado de la cultura pública.

Necesitamos tomar la información, dondequiera que esté guardada, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Necesitamos tomar las cosas que están libres del derecho de autor y añadirlas a este archivo. Necesitamos comprar bases de datos secretas y ponerlas en la Red. Necesitamos descargar revistas científicas y subirlas a redes de intercambio de archivos. Necesitamos pelear por el acceso abierto de guerrilla.

Con suficientes de nosotros, alrededor del mundo, no solo enviaremos un mensaje fuerte que se oponga a la privatización del conocimiento; haremos que sea una cosa del pasado. ¿Te unes a nosotros?

Aaron Swartz

Julio de 2008, Eremo, Italia

Es importante que el software libre use infraestructuras de software libre

Este artículo es una traducción del artículo «It is important for free software to use free software infrastructure» publicado por Drew Devault bajo la licencia CC BY-SA 2.0.

Aviso: he fundado un proyecto y una empresa centrada en infraestructura de software libre. Decido no nombrarlos en esta publicación y solo recomendaré soluciones en las que no tengo un interés personal.

Los proyectos de programas libres necesitan infraestructura; un lugar para facilitar cosas como la revisión de código, apoyo al usuario final, seguimiento de errores, mercadotecnia, etc. Un ejemplo común de esto es la plataforma de «forja»: infraestructura que se anuncia como una tienda de todo en uno para muchas de las necesidades de proyectos libres, como alojamiento y revisión de código, seguimiento de errores, discusiones, etc. Muchos proyectos también recurrirán a plataformas adicionales para proporcionar otros tipos de infraestructura: salas de chat, foros, redes sociales y demás.

Muchas de estas necesidades tienen a su disposición soluciones no libres, privativas. GitHub es una popular forja de código privativa, y GitLab, el mayor competidor de GitHub, es parcialmente no libre. Algunos proyectos usan Discord o Slack para salas de chat, Reddit como foro, o Twitter y Facebook para mercadotecnia, divulgación y soporte; todos estos son no libres. En mi opinión, depender de que estas plataformas proporcionen infraestructura para tus proyectos libres es un error.

Cuando tu proyecto libre elige usar una plataforma no libre, le das un voto de confianza oficial en nombre de tu proyecto. En otras palabras, le prestas parte de la credibilidad y legitimidad de tu proyecto a las plataformas que eliges. Estas plataformas son fruto de efectos de red, y tu elección es una inversión en esa red. Yo cuestionaría esta inversión por si sola, la conciencia de que estás brindando a estas plataformas tu confianza y legitimidad; pero también hay una consecuencia más preocupante de esta elección: una inversión en una plataforma no libre también es una no inversión en las alternativas libres.

Repito, los efectos de red son el principal motivo del éxito de estas plataformas. Las grandes plataformas comerciales tienen un montón de ventajas en este sentido: grandes presupuestos de mercadotecnia, mucho capital de inversores y la ventaja de la titularidad. Cuanto más grande sea la plataforma titular, mayor dificultad entraña la tarea de competir con ella. Compara esto con las plataformas de software libre, que generalmente no tienen el beneficio de grandes sumas de inversiones o grandes presupuestos de mercadotecnia. Asimismo, las empresas son más propensas a jugar sucio para asegurar su posición que los proyectos de software libre. Si tus propios proyectos compiten con opciones comerciales privativas, ya debes estar muy familiarizado con estos desafíos.

Las plataformas libres están en una inherente desventaja, y tu fe, o falta de fe, en ellas tiene mucho peso. A GitHub no le quitará el sueño que tu proyecto decida alojar su código en otro lugar, pero elegir Codeberg, por ejemplo, significa mucho para ellos. En efecto, tu elección les importa de manera desproporcionada a las plataformas libres: elegir GitHub daña a Codeberg mucho más de lo que elegir Codeberg daña a GitHub. ¿Y por qué debería un proyecto elegir tu oferta en vez de las alternativas privativas si no le das la misma cortesía? La solidaridad del software libre y de código abierto es importante para elevar el ecosistema en conjunto.

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